Capítulo #1: No tienes porqué temer.

Eran las cinco de la mañana cuando desperté.

Sentía los ojos pesados, no había podido dormir bien, sentí el vacío a lado de mi cama.

De nuevo, no estaba.

-¿George?-dije entrando al baño.-

-Liv, perdona, no quise despertarte-dijo mientras se limpiaba la boca, acababa de vomitar…de nuevo.-

-George…-dije empezando a sollozar.-

-Oh, Livvy, no de nuevo, sabes que estaré bien-dijo con su voz tranquilizadora, me había acostumbrado a ella desde hacia ya mucho tiempo, pero esta vez, no obtendría su cometido, no lograría calmarme.-

-George y si tu…-no tuve el valor de terminar la frase.-

-Mañana mismo salimos rumbo a América, no tienes porqué temer-me dijo y entonces se marcho a su sala de meditación.

¿Cómo quería que estuviera tranquila? Mi esposo, se estaba muriendo, MURIENDO! Y no había nada que yo pudiera hacer, tenia que ser fuerte por el, por Dhani, mi hijo, sabia que si yo me quebraba entonces ¿Qué pasaría con Dhani? El sufría igual que yo, a George ya lo habían tratado por el tumor cerebral que tenia, y también parte del pulmón se le había infectado. Todo por el maldito cáncer, solía maldecirlo a cada hora, a cada minuto, porque me estaba arrebatando al compañero de mi vida…pero de nuevo, allí estaba George con esa pose seria que siempre tenia, tan relajada. Recuerdo que cuando le diagnosticaron el cáncer en la garganta, ni siquiera se inmuto, era como si él lo hubiera sabido desde siempre.

Había conocido a George, en 1974, y desde el primer momento en que lo vi, y hasta el dia de hoy tenia la misma mirada penetrante, quizá era eso lo que mas me gustaba de él, pero en estos momentos eran una cosa, a veces, molesta.

-¿Mamá?-oí decir a Dhani.-

-¿Qué sucede, cariño?-dije sonriéndole, bueno, tratando de.-

-¿Dónde esta papa? –dijo con su rostro adquiriendo un tono de preocupación, que lo hacia parecerse mas –si es posible- a su papa.-

-Esta meditando-dije y el solo asintió y se fue.-

Tenia miedo, no podía negarlo, estos últimos años habían sido los mas difíciles como la “Señora Harrison” no me quejaba, si mi George lograba pasar esta prueba entonces todo lo que yo había hecho valdría la pena, sin duda alguna, me senté en un lado de la cama esperando a que el sol saliera, debía de admitirlo, el Jardín era la cosa mas hermosa de Friar Park y quizá del mundo.

-Mañana mismo nos vamos a Minnesota-dije hablando conmigo misma.